Todo Deporte: Guerra abierta

martes, febrero 14, 2006

 

Guerra abierta

El clásico entre rojos y negros ha necesitado sólo dos jornadas para rozar la violencia. Víctor y César podrían ser expedientados por el Comité de Competición.
Félix Heredia, L'H.-

Víctor y César, César y Víctor. Desde que el trencilla se puso el silbato en la boca para pitar el arranque de la contienda, los dos jugadores más temperamentales del fútbol del Baix se cruzaron el punto de mira. Poco importa quién tiró la primera piedra -¿alguien lo sabe?-, pero el choque de trenes fue antológico. Primero fue un roce, luego una queja, después se levantó un codo más de la cuenta, después se alargó una pierna más allá de lo que permite el reglamento. Y las palabras fueron convirtiéndose en armas arrojadizas entre Víctor y César.
Los compañeros de los contendientes tuvieron la inteligencia de no convertir una pelea de gallos en una guerra sin cuartel, aunque el drama planeó sobre Les Planes. "Ha sido un partido no apto para pusilánimes, pero más allá de las trifulcas entre César y Víctor no ha habido juego subterráneo", declaró Tuski al fin del choque.


El vestuario fue una olla a presión
También hemos sabido que los problemas no terminaron con el pitido final. Con la sangre aún hirviendo, y tras liberarse del policia que le sujetaba (foto derecha), César entró en la caseta rival para reprocharle a Víctor su comportamiento antideportivo. Lejos de disculparse, Víctor acusó a César de "provocador" y ambos se lanzaron miradas desafiantes. Dicen los presentes que la tensión se hubiera podido cortar con un cuchillo, y que incluso el retrato de Confucio que preside el vestuario negro se puso a temblar. Por un momento pareció que el rifirafe no pasaría a mayores. Sin embargo, y siempre según las fuentes de las que ha bebido Todo Deporte, César volvió a la carga y colocó su frente a un milímetro de los ojos de Víctor, en un gesto intimidatoria de tintes ancestrales. Sólo la mediación de algunos pesos pesados de ambas escuadras evitó que la sangre llegara al río.
Después de la ducha, cuando los futbolistas llegaron a la zona mixta, negaron sonrientes la existencia de altercado alguno. Aunque, eso sí, los protagonistas del enfrentamiento no hablaron con los medio y hacían cara de pocos amigos. "Víctor y César son como hermanos, sólo les separa el color se su camiseta", comentó Joselo. "Hay cosas que no tienen que salir de un vestuario", recordó Alberto. Todo Deporte también suscribe esta máxima, y sólo se la ha saltado hoy por el bien del fútbol del Baix.

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